viernes, 13 de junio de 2008

¿Quién es responsable de la crisis alimentaria?


Por Albert Sales (*)
Sin Permiso, 01/06/08

El trigo ha aumentado su precio un 160% en un año, el maíz un 50% y el arroz un 38% durante los primeros meses de 2008. Esto ha provocado disturbios y enfrentamientos en México, Haití, Senegal, Burkina Faso, Marruecos, Camerún, Tailandia, Filipinas, Indonesia... entre otros países. Ante el riesgo de hambre severa algunos gobiernos han tomado medidas para reducir la exportación de alimentos y por promover la producción interna. En Egipto, el ejército ha estado produciendo pan de manera temporal; en Pakistán o en Rusia se han incrementado los impuestos aplicados a las importaciones; India, China y Vietnam han empezado a prohibir o limitar las importaciones; en Filipinas, en Bangladesh y en Tailandia se está subsidiando la compra de alimentos...

Parece que hay consenso generalizado al afirmar que estamos viviendo una crisis alimentaria mundial que pone en riesgo el acceso a la comida de millones de personas. Pero no genera el mismo consenso el análisis de las causas y la propuesta de soluciones. Pese a la urgencia de la situación, el Banco Mundial mantiene que no intervendrá en el mercado internacional de alimentos y que el mercado encontrará un equilibrio satisfactorio a esta situación. Según Juan José Daboud, alto cargo de este organismo, sólo hace falta tener paciencia para qué el mercado se ajuste aunque admitió que “no es cuestión de semanas ni meses, el ajuste puede tardar dos o tres años al llegar”.

Se han argumentado varios factores explicativos del aumento desmesurado de los precios de los alimentos. El más utilizado es el del incremento repentino de la demanda de cereales y otras materias primeras agrícolas debido a la desviación de maíz, avena y de otros cereales, del consumo humano y ganadero hacia las plantas de producción de etanol o de agrocombustible. La crisis “de la tortilla” en México se usa para ejemplificar este proceso a partir del que la sustitución del petróleo por derivados del maíz habría fijado precios inaccesibles para los consumidores y consumidoras de este país. También han generado un aumento de la demanda los cambios en los hábitos de consumo de varios sectores sociales del que se han denominado países emergentes. Estos sectores estarían dejando de lado su alimentación tradicional por una más “occidentalizada” con un consumo muy alto de carne vacuna y de pollo, provocando que se necesite mucho más cereal para la ganadería industrial.

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