miércoles, 8 de octubre de 2008

Fraude científico

Casos de mala ciencia disparan la alarma social. Esto es lo que ocurrió con un estudio recogido en la revista médica The Lancet, que sugería una relación entre la vacuna triple vírica y el autismo. Al cabo de seis años el fraude queda al descubierto, pero el número de niños en Reino Unido sin vacunar aumentó durante ese tiempo. ¿Cómo evitar el fraude científico?

Rosa Sancho
CINDOC

1. Definición y clases de fraudes científicos

En un sentido amplio, se considera como fraude científico todas aquellas desviaciones del método científico y de las normas éticas relacionadas con la actividad científica, es decir, con el planteamiento, desarrollo y publicación de la investigación científica, siempre con intención de engañar. Se incluyen como fraude científico tanto las faltas graves delictivas, que perjudican al cuerpo del conocimiento científico, como los casos menores, más bien faltas deontológicas, relacionadas con las malas prácticas en el proceso de publicación de la ciencia.

Los fraudes graves más corrientes son: la fabricación de datos, cuando los autores se inventan todos o parte de los datos del estudio (ejemplos: 4, 7, 8), la falsificación, cuando se proporcionan datos falsos o modificados de los datos reales existentes a fin de obtener resultados más favorables a las hipótesis de partida (ejemplos: 3,6,11), y el plagio, que es la apropiación de ideas de otros investigadores, presentándolas como originales.

Entre los fraudes menores se podrían citar: la autoría ficticia, cuando se incluye como autor de un trabajo a alguien que no ha contribuido al desarrollo del mismo (autoría regalada u honoraria), la publicación duplicada o autoplagio, que consiste en la publicación total o parcial de un artículo ya publicado previamente en otra revista, por los mismos autores y generalmente con otro título, la publicación fragmentada, cuando un trabajo de cierta entidad se trocea para publicarlo como artículos independientes en diferentes revistas, la publicación inflada, cuando se añaden más datos a un artículo previamente publicado, mostrando las mismas conclusiones.

También se considera mala práctica científica la incorrección en las citas bibliográficas, cuando se omiten citas relevantes o se copian citas de otros artículos sin consultarlas, arrastrando los posibles errores que pudieran contener, y el exceso de autocitas.

Hay que mencionar también la negligencia científica, esto es, la desviación de las normas metodológicas de la ciencia, que da lugar a resultados erróneos pero obtenidos sin intención premeditada de defraudar. Suele estar relacionada con la publicidad de los resultados de la investigación, presentada prematuramente y de forma sensacionalista en los medios de comunicación, antes de su publicación en las revistas científicas que cuentan con evaluadores, es decir, antes de que los resultados sean avalados por la comunidad científica (ejemplo: 1).

Habría que considerar también otros tipos de fraudes científicos por su gran repercusión en la sociedad, estos son: la pseudociencia, y la ciencia patológica, ambas basadas en teorías y metodologías que carecen de fundamento científico, pero con un fuerte componente de pensamiento mágico y supersticioso. Uno de los fundamentos del soporte popular dado a la pseudociencia es, precisamente, la validación subjetiva de la misma. Ejemplos serían la existencia de platillos volantes, la máquina del movimiento continuo, la astrología, la medicina alternativa (homeopatía, quiropráctica, aromatoterapia, acupuntura, donde no se han demostrado por métodos científicos los posibles beneficios de tales prácticas), la percepción extrasensorial (telepatía, clarividencia, telekinesia), etc.

En el caso de la ciencia patológica o "ciencia de las cosas que no son", puede no haber intención de engañar, pero se transmiten resultados falsos considerados correctos sólo por efectos subjetivos, se podrían citar los rayos-N, los rayos mitogenéticos, el polyagua, etc.

Mención aparte merece la ciencia basada en creencias o intereses religiosos, cuando se consideran las creencias religiosas como evidencias científicas (ejemplos: 10, 12); caso de la Sábana Santa (ejemplo: 9), o de la ciencia de la creación, en contra de la teoría de la evolución, que intenta cambiar la biología para hacerla más acorde con la teología cristiana.

2. Motivos y causas del fraude científico

La ciencia se parece cada vez más a un negocio, por lo que el dinero tiene una gran influencia en el comportamiento científico, lo que puede haber propiciado la desviación del valor tradicional de la ciencia que es la búsqueda desinteresada de la verdad.

Además, el fraude científico se facilita tanto por la presión institucional ejercida hacia los científicos para conseguir ayudas y subvenciones, que se distribuyen principalmente para la investigación de excelencia, como por la excesiva competencia que les obliga a publicar mucho y siempre lo mejor, sin olvidar la presión personal para mejorar la carrera profesional y alcanzar el éxito. En las universidades más prestigiosas se dan con cierta frecuencia casos de fraude, precisamente donde la presión para publicar es mayor. Lo mismo ocurre entre los investigadores jóvenes en relación con los ya establecidos.

3. Fraudes científicos más frecuentes

A pesar de que el número de incidentes confirmados de mala conducta en ciencia es muy bajo comparado con la actividad científica total, la frecuencia puede ser mayor de la que se detecta. La falsificación de datos se considera el fraude más frecuente (40%), seguido de la fabricación (12%) y el plagio (5%).

El mayor porcentaje de fraude se aprecia en las ciencias biomédicas y relacionadas, como farmacología. Esto puede ser debido a las características particulares de estas disciplinas, en las que la variabilidad biológica (el hecho de que el mismo procedimiento llevado a cabo con dos organismos lo más idénticos posible, no llevará a los mismos resultados), puede proporcionar cierta cobertura para el fraude (ejemplo: 3). Además, surgen problemas de propiedad intelectual (patentes), sobre todo en la industria farmacéutica, donde se pone en juego gran cantidad de dinero (ejemplo: 2).

En el campo de la física es más difícil hacer prosperar el fraude debido a la facilidad de replicar los experimentos. Además, en las grandes instalaciones ("big science") suele haber cientos de científicos trabajando en el mismo proyecto, lo que también puede frenar las malas prácticas científicas. No obstante se han detectado casos (ejemplo: 13)

4. Como evitar el fraude científico

La ciencia tiene la capacidad de auto corregirse, en el sentido de que cualquier falsedad introducida en el cuerpo del conocimiento científico será descubierta y rechazada; sin embargo, los experimentos en ciencia raramente son repetidos por otros científicos, así que se necesitan medidas activas de protección contra el fraude científico.

El procedimiento más utilizado para detectar el fraude es la evaluación de los artículos antes de su publicación, por medio de "peer review". Sin embargo, este método no siempre es eficaz, y pueden pasar desapercibidos fraudes evidentes (ejemplos: 5, 10, 12). Los centros de investigación disponen de otros procedimientos para evitar el fraude, como el control sistemático de los experimentos registrados en los diarios de laboratorios, los escrutinios frecuentes del trabajo que se va realizando, etc. Las agencias financiadoras podrían imponer sanciones a los defraudadores y reducir las exigencias de promoción de los científicos, para disminuir la presión de publicar cuanto antes y mucho. Los estados podrían implantar programas educativos en las universidades que ayuden a fomentar la integridad ética de los investigadores.

En algunos países se han creado organismos para controlar el fraude, como el Office for Research Integrity (ORI), desde 1989, perteneciente al National Institute of Health, de EEUU. También en Alemania se creó en 1998 la Agencia Alemana de Investigación contra el Fraude (DFG). Muchas universidades en EEUU tienen un departamento que se encarga básicamente de detectar la mala conducta en ciencia.

5. Casos

Existe gran cantidad de bibliografía dedicada a las malas prácticas científicas. A continuación se exponen brevemente, a modo de ejemplos, algunos casos de mala conducta y fraude científico.

1. - Fusión fría. En 1990, Stanley Pons y Martin Fleischmann de la Universidad de Utah EEUU, no siguieron las normas comúnmente aceptadas de presentación científica. Las conclusiones de los experimentos de fusión fría fueron anunciadas en los medios de comunicación para reclamar la prioridad del descubrimiento, después de que la revista Nature rechazara el trabajo por considerar que no contenía suficientes detalles de los experimentos. La presentación pública evitó que los paneles de expertos pudieran comprobar los métodos utilizados y los resultados obtenidos.

2. - Robert Gallo, del National Cancer Institute, de Bethesda, EEUU, reclamó en 1984 la prioridad del descubrimiento del virus del SIDA y del test para detectar la enfermedad, para ganar notoriedad y prestigio, y, sobre todo, derechos por la patente. Esto le llevó a enfrentarse legalmente a Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de París, quién demostró la verdadera paternidad del descubrimiento. Este caso fue objeto de fuerte polémica porque, al tratarse de investigaciones similares y paralelas llevadas a cabo simultáneamente, no resultó fácil aclarar la autoría de los descubrimientos.

3. - David Baltimore, Premio Nóbel de Biología, y ex presidente de Rockefeller University de EEUU, defendió, durante un largo proceso (1986-1991), el trabajo de su coautor quién falsificó sistemáticamente datos en un proyecto epidemiológico sobre SIDA, que fue presentado a la revista Cell.

4. - Jan Hendrik Schön, físico, trabajó en nanoelectrónica en los laboratorios Bell, de New Jersey, EEUU. Con 32 años logró 80 publicaciones en Science y Nature, cuyos resultados fueron imposibles de reproducir por otros investigadores. Se comprobó que el científico inventó o alteró datos en sus resultados por lo menos 16 veces entre 1998 y 2001.

5. - Alan Sokal, profesor de física de la New York Univesity, EEUU, publicó en 1996, en la revista Social Text, un texto completamente ininteligible y sin sentido, sobre mecanismos cuánticos y su conexión con el post-modernismo, origen de su libro sobre imposturas intelectuales. Pretendía poner en evidencia la falta de mecanismos de control en la citada revista.

6. - Friedhelm Herrmann y Marion Brach, trabajaron juntos desde 1990 en investigación contra el cáncer en el Max Delbrück Centre for Molecular Medicine de Berlín. Según una investigación del DFG (Agencia Alemana de Investigación contra el Fraude), llevada a cabo en 2000, se demostró que, al menos en 94 artículos, éstos investigadores manipularon y falsearon los datos.

7. - John Darse, especialista en cardiología de la Universidad de Harvard, EEUU, escribió cerca de 118 artículos entre los años 1980 y 1982, con la mayoría de los datos inventados. La Universidad ignoró el fraude y sólo tomó acciones contra él después de una denuncia del National Institute of Health.

8. - Andrew Wakefield, médico del International Child Development Resource Centre, de Londres, publicó en 1998 en Lancet un estudio que vinculaba la vacuna trivírica (sarampión, paperas y rubéola), con casos de autismo. Esto se demostró falso, cuando en 2004 se comprobó que el autor del estudio había cobrado 55.000 libras de una institución que quería querellarse contra los laboratorios que fabrican esas vacunas.

9. - El fraude de la Sábana Santa. En 1978, Juan José Benitez, periodista español, afirmó, siendo falso, que la NASA había aportado pruebas científicas que demostraban suficientemente el principal dogma de la Iglesia católica; la resurrección de Jesucristo. En 1988 la prueba del carbono 14, realizada simultáneamente en tres prestigiosos laboratorios, puso las cosas en su sitio y determinó el origen medieval del lienzo (siglo XIV), lo que echaba por tierra uno de los montajes más rentables de los años 70-80.

10.- Antonio Arnaiz Villena, jefe de inmunología del hospital 12 de Octubre de Madrid, escribió en Human Immunology, un artículo que fue retirado de la revista inmediatamente después de publicado, mediante una carta del editor rechazando el trabajo porque no tenía ningún valor científico. Demostraba que los palestinos tienen una fuerte correspondencia genética con los judíos y otros pueblos de oriente medio. Las citas que ofrece como fuentes para apoyar su teoría son casi todas autocitas, o citas de la Biblia, o de otras fuentes sin ningún valor científico. Este artículo pasó los filtros de evaluación de la revista.

11. - La multinacional farmacéutica Merck fue denunciada por fraude científico por Josep Laporte catedrático de Farmacología Clínica de la Universidad Autónoma de Barcelona y jefe de Farmacología del Hospital Valle de Hebrón, en relación con dos medicamentos antiinflamatorios producidos por dicha multinacional. Laporte publicó, en 2003, un artículo en el que confirmaba científicamente los riesgos de toxicidad de dichos productos. Se enfrenta actualmente a una demanda planteada por la multinacional.

12. - Baltasar Rodríguez Salinas, catedrático jubilado de Análisis Matemático de la Universidad Complutense de Madrid, escribió un artículo, en 2003, en la revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de España, en el que prueba mediante formulación matemática la existencia de Dios y compara los resultados con los cinco argumentos de la Summa Teológica que aluden a la divinidad. Una evaluación posterior del artículo concluye que todo es pura fantasía, impregnada de mística cristiana.

13. - En 1999, investigadores del laboratorio Lawrence Berkeley National Laboratory, de EEUU, publicaron en New Scientist el descubrimiento del elemento 118 (el átomo más pesado conocido hasta entonces). Más tarde, varios grupos de investigadores alemanes y japoneses intentaron replicar el experimento y fracasaron. Se descubrió que uno de los 15 científicos que formaban parte del proyecto inicial fabricó los datos iniciales.

Un famoso botánico engañó a la comunidad científica con falsos descubrimientos


El respetado botánico británico John Heslop-Harrison (1881-1967), que se hizo famoso por el descubrimiento de docenas de especies vegetales en las Islas Hébridas escocesas, plantó las semillas de las plantas que después aseguró haber descubierto.

FUENTE | Agencia EFE 03/10/2008
Según publica el rotativo británico «The Times», el Museo de Historia Natural de Londres tiene en su poder archivos confidenciales que indican que el botánico reunió semillas durante sus viajes, las plantó en las islas escocesas y luego falseó sus descubrimientos. Todo por la fama.

Sus catalogaciones de raras plantas, que apoyaban la hipótesis de que la edad de hielo no llegó a Escocia, le permitieron forjarse una gran reputación en el mundo de la botánica hace sesenta años.

Sus hallazgos más importantes se dieron en la isla de Rúm (oeste de Escocia) a finales de los años 40, donde «descubrió» la especie «carex bicolor», una extraña juncia, y el junco «capitatus».

Algunas de las especies descubiertas eran comunes en los Alpes, pero nunca se habían encontrado tan al norte.

La presencia de carex bicolor en Escocia apoyaba la hipótesis de que la edad de hielo no había alcanzado las islas y por eso muchas especies de plantas habían sobrevivido.

Las primeras dudas respecto al trabajo de Heslop-Harrison surgieron entre algunos colegas contemporáneos, como John Raven, quien explicó en un documento que el «carex» y el junco parecía que acababan de plantarse y dijo no haber encontrado más muestras en Rúm que las documentadas por el botánico.

Sin embargo, la reputación e influencia de Heslop-Harrison, que era académico y miembro de la Royal Society y cuyo hijo ostentaba el cargo de director de los Jardines Botánicos Reales de Kew, impidieron que se destapara el fraude.

Según explica «The Times», se descartó poner al descubierto su fraude porque el botánico estaba al final de su carrera y sería un «duro golpe» hacerlo.

Las sospechas de Raven quedaron enterradas en una biblioteca de Cambridge hasta que en 1999 el autor Karl Sabbagh las publicó en un trabajo que sacaba a la luz las sospechas acerca de Heslop-Harrison.

Su libro hizo que una legión de admiradores del botánico salieran en su defensa.

Pero Sabbagh, empeñado en descubrir la verdad, ha tenido acceso a documentos que demuestran que el hasta ahora respetado botánico falseó sus descubrimientos.

El aniversario más austero de la NASA


A lo largo de sus cincuenta años de historia, la NASA ha pasado de ser un interés prioritario del Gobierno de Estados Unidos a ser una agencia costosa de mantener, cuyos proyectos quedan aplazados por falta de presupuesto.

FUENTE | Expansión 01/10/2008

La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) celebra, entre noticias sobre el aplazamiento de la misión del transbordador espacial Atlantis, medio siglo de existencia con una larga lista de misiones y exitosos lanzamientos espaciales. Sin embargo, la NASA no atraviesa uno de sus mejores momentos. Durante los últimos años, la agencia espacial estadounidense ha tenido que luchar con uñas y dientes para conseguir lo más importante: dinero. En 1958 su presupuesto fue de 500 millones de dólares (cifra actualizada según la inflación de 2007) y alcanzó la cima en 1967 con 29.7000 millones de dólares, cuando la NASA todavía perseguía el sueño del presidente John F. Kennedy de llevar a un hombre a la Luna.

El impresionante gasto militar de EE.UU. ha querido que el dinero cambie de manos y la agencia espacial tendrá que conformarse con 17.614 millones de dólares para financiar sus misiones en 2009. Aunque la cifra es elevada, este nuevo presupuesto prácticamente anula todo el programa de exploración marciana que estaba previsto para la próxima década y lo deja en una situación incierta. La comunidad científica no ha tardado en expresar su malestar a la Administración Bush que ha obligado a la NASA a desarrollar nuevos cohetes y naves para ir a la Luna, pero no la ha dotado de dinero para hacerlo.

El presupuesto destinado a la investigación científica ha caído a 264,7 millones de dólares, creciendo solamente un 1% en relación al del año pasado. Este dato resulta alarmante si se tiene en cuenta que este tipo de estudio es esencial para la evolución de la sociedad. "La investigación espacial ha permitido mejorar el conocimiento de la física de una manera brutal. Además, muchas de las tecnologías que se han desarrollado para las misiones espaciales terminan aplicándose en la Tierra, como ha sucedido en la medicina", explica Andrés Ripoll, ingeniero aeronáutico de la NASA durante programa Apollo y miembro de la Real Academia de Ingeniería. "Unos 50.000 sistemas han sido patentados y más de la mitad han sido utilizados para mejorar la sanidad", añade.

Quizá la entrada de China en la carrera espacial -el lunes el gigante asiático recibió como héroes a sus tres taikonautas tras realizar el primer paseo espacial de su historia- impulse una vez más la inyección de dinero en este tipo de proyectos para, por ejemplo, llegar de nuevo a la Luna.

LA ÉPOCA DORADA DE LA NASA

La ironía quiso que la aventura de la agencia espacial estadounidense comenzara su andadura tras la puesta en órbita el 4 de octubre de 1957 del Sputnik 1, primer satélite artificial del mundo, lanzado por el eterno enemigo, la Unión Soviética.

Tanto el presidente Dwight D. Eisenhower como el Congreso de Estados Unidos percibieron este hito como una amenaza para la seguridad del país y decidieron crear una agencia federal que dirigiera la actividad espacial no militar. La NASA empezó a funcionar el 1 de octubre de 1958, con un único objetivo: no permitir que la URSS ganara la denominada carrera espacial.

La agencia inició sus operaciones inmediatamente con el programa Mercury. Este proyecto tenía una meta simple, saber si el hombre podría sobrevivir en el espacio exterior. Alan B. Shepard, Virgil I. Grissom, Gordon Cooper, Walter Schirra, Deke Slayton, John Glenn y Scott Carpenter, conocidos como los siete de Mercury, fueron los pilotos escogidos para enfrentarse a la incógnita del cosmos. El 5 de mayo de 1961, Alan Shepard se convirtió en el primer astronauta estadounidense al pilotar el Libertad 7 en un vuelo suborbital de 15 minutos.

Veinte días después del acontecimiento, el presidente John F. Kennedy se comprometió a llevar "un hombre a la Luna y devolverlo sano y salvo a la Tierra antes del final de la década". La NASA cambió sus planes y aceptó el reto. El 20 de junio de 1969, Neil Armstrong y Edwin E. Aldrin alunizaron con el Apollo 11 en el Mar de la Tranquilidad. Las entrecortadas palabras de Armstrong -"Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la Humanidad"- se perdieron en el espacio, pero perduraron y cambiaron para siempre la historia.

Tras Armstrong, el programa Apollo condujo a 12 astronautas más hasta nuestro satélite para llevar a cabo diferentes investigaciones. Posteriormente, la NASA se ha centrado en otros objetivos, como Marte, planeta al que ha enviado diversas misiones como el robot Spirit, que investiga actualmente la superficie marciana, o el desarrollo de sistemas más baratos para sus vuelos, lo que ha conseguido con transbordadores espaciales como el Columbia.

Autor: Víctor Moreno

sábado, 4 de octubre de 2008

Encontrada la estrella más masiva del universo

Enviado por redaccion el 24 Septiembre, 2008 - 07:34.

ngc3603_A1.pngLos modelos teóricos sobre formación estelar proponen la existencia de estrellas super- masivas que podrían alcanzar hasta 150 veces la masa del Sol. Sin embargo, no se había descubierto más que una estrella de 83 veces la masa solar. mAhora, astrofísicos de la Universidad de Montreal, en Canadá, han encontrado y “pesado” la estrella más masiva observada hasta la fecha: su masa es 116 veces mayor que la del Sol, por lo que es la primera que se conozca que supera en más de 100 veces la masa de nuestro astro. (foto en el interior)

Localizado en un cúmulo estelar bautizado como NGC 3603 (que se encuentra en la Constelación de Carina), el sistema estelar de esta estrella (el A1) presenta un periodo de rotación de 3,77 días. La masa de la super-estrella fue calculada combinando observaciones realizadas con un instrumento SINFONI, con un espectrógrafo que opera en el proyecto VLT del ESO (European Southern Observatory) en Chile, e imágenes infrarrojas procedentes del Telescopio Espacial Hubble.



Las estrellas del sistema A1 son tan masivas y brillantes que la luz que trasmiten presenta características que sólo poseen las estrellas “Wolf-Rayet”. Estas estrellas son masivas, y presentan temperaturas superficiales de más de 25.000-50.000 K, así como elevadas luminosidades.


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Los meteoritos podrían ser el origen de algunos metales preciosos de nuestro planeta

Enviado por redaccion el 25 Septiembre, 2008 - 07:22.

asteroid_falls_over_earth.pngAlgunos metales raros y preciosos como el platino, el oro y el iridio podrían haber sido traídos a la Tierra por meteoritos de hierro, según un nuevo estudio a cargo del Dr. Gerhard Schmidt de la Universidad de Maguncia (Alemania), quien expondrá sus hallazgos en el Congreso Europeo de Ciencia Planetaria (EPSC), que se está celebrando en Münster (Alemania) del 21 al 26 de septiembre.

El oro, el platino, el iridio, el paladio y el rodio son ejemplos de elementos altamente siderófilos (HSE), es decir, metales que presentan una tendencia a unirse con el hierro metálico sólido o fundido. Cuando la Tierra aún estaba en formación, su temperatura era muy elevada, y los HSE y otros elementos pesados pasaron de la superficie del joven planeta a su núcleo, rico en hierro y níquel.

Esto lleva a preguntarse por el origen de los HSE hallados en la corteza terrestre. Una de las teorías formuladas es que estos elementos llegaron a la superficie de la Tierra en meteoritos que impactaron en ésta cuando ya se había formado el núcleo.

El Dr. Schmidt y sus colaboradores pasaron doce años analizando las concentraciones de HSE en diversos puntos de impacto de meteoritos y otros lugares de la corteza y el manto terrestre. Al mismo tiempo, estudiaron muestras procedentes de la superficie de la Luna y de meteoritos de Marte.

"Para comprender el origen de los planetas es fundamental conocer la abundancia de HSE en la corteza y el manto de la Tierra, la Luna y Marte", explicó el Dr. Schmidt. "En las muestras que hemos tomado de la corteza superior de la Tierra hemos hallado concentraciones llamativamente uniformes. La comparación de estos niveles de HSE con los de los meteoritos sugiere poderosamente que su origen es cosmoquímico."

Los análisis del Dr. Schmidt revelaron que las concentraciones de HSE halladas en la corteza terrestre son muy superiores a las observadas en unos meteoritos rocosos denominados condritas, que se formaron a partir de material presente en el Sistema Solar primitivo.

No obstante, las proporciones de HSE encontradas son muy próximas a las vistas en meteoritos de hierro o de roca y hierro. Estos asteroides de mayor tamaño generaron suficiente calor interno como para que su núcleo estuviera formado por metal fundido. El Dr. Schmidt ha calculado que bastarían alrededor de 160 asteroides metálicos de aproximadamente 20 km de diámetro para dar lugar a los niveles de HSE que se encuentran actualmente en la corteza terrestre. Aparentemente, el mismo proceso podría haber sucedido en Marte.

"El primer meteorito encontrado en Marte era de hierro. Fue descubierto por el vehículo Opportunity en enero de 2005", recordó el Dr. Schmidt. "Los análisis practicados en los meteoritos marcianos Nahkla, Shergotty y Zagami respaldan sólidamente la idea de un vínculo con ciertos meteoritos de hierro."

El EPSC está organizado por la iniciativa Europlanet, financiada con fondos comunitarios, cuyos propósitos son fomentar la cooperación en la investigación europea en el ámbito de la ciencia planetaria, impulsar la competitividad de Europa en este campo, promover la participación europea en importantes misiones de exploración planetaria y, por último, informar a la sociedad sobre la ciencia planetaria. Europlanet está financiada por el área de actividad de "Infraestructuras de investigación" del Sexto Programa Marco (6PM).

Para obtener más información: Congreso Europeo de Ciencia Planetaria 2008, Página web del Dr. Gerhard Schmidt en la Universidad de Mainz, Europlanet.


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